El optimismo es mucho más que “el pensamiento positivo”. Se trata de un recurso psicológico fundamental que influye en cómo enfrentamos la vida, y en el caso de nuestros perros, influye en su capacidad para adaptarse, enfrentar lo desconocido, aprender y gestionar sus emociones cotidianas.
En términos simples, el optimismo es la tendencia a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable. No se trata de ignorar las dificultades, sino de reconocer la posibilidad de resultados positivos incluso en situaciones problemáticas.
En el ámbito de la psicología, se ha demostrado que una actitud optimista actúa como un amortiguador frente al estrés. Las investigaciones revelan que tanto en humanos como en perros, contar con recursos emocionales positivos puede promover una respuesta fisiológica más favorable ante situaciones estresantes.
Nuestras expectativas acerca del futuro influyen directamente en nuestro comportamiento.
Según la Self-Regulatory Behavior Theory, cuando confiamos en que podemos alcanzar nuestros objetivos, nos mostramos más seguros y persistentes; lo qué inevitablemente aumenta nuestra probabilidad de éxito, en cambio, la duda nos frena.
El optimismo en la educación canina
implica adoptar expectativas realistas y trabajar día a día para fortalecer la relación, crear un ambiente positivo y, sobre todo, fomentar el bienestar emocional tanto en ti como en tu perro. Cuando ambos se sienten bien, se facilita el aprendizaje y se minimizan los conflictos.
El optimismo es una herramienta más en la educación canina familiar.
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El Poder del Olfato
Uno de los aspectos más sorprendentes es la interconexión entre el olfato y la forma en que aprenden y se comportan los perros. Por ejemplo, el estudio de Alexandra Horowitz (2016a) ha mostrado que los perros que realizan actividades de búsqueda olfativa (nosework) –con recompensa de comida– muestran niveles superiores de optimismo, en comparación con aquellos que realizan ejercicios de obediencia para conseguir comida sin el componente olfativo.
Otras investigaciones han comprobado que el enriquecimiento olfativo en perros de refugio reduce comportamientos asociados al estrés y mejora su bienestar (Binks et al., 2004; Graham et al., 2004). Esto nos sugiere que el olfato no es un sentido secundario, sino un pilar fundamental en la forma en que los perros interpretan y responden a su entorno.
Estimular este sentido puede, literalmente, ayudar a mejorar su estado emocional y con ello mejorar su relación con el mundo en el que vivimos.
Emociones y toma de decisiones
Las emociones tienen un papel crucial en cómo interpretamos el mundo. En los perros, como en nosotros, las emociones influyen en procesos, tales como la atención, la memoria y el juicio.
Nuestros estados emocionales pueden alterar la forma en que interpretamos estímulos ambiguos y, por tanto, cómo tomamos decisiones. Un perro con un estado emocional negativo puede mostrarse menos dispuesto a explorar o aprender, mientras que un estado positivo potencia su capacidad para interactuar de forma proactiva.
La evidencia indica que el bulbo olfatorio y el lóbulo occipital están directamente conectados, lo que resalta la importancia de combinar los estímulos olfativos y visuales para el funcionamiento cognitivo de los perros. Por ello, un entorno que fomente emociones positivas no solo mejora el equilibrio emocional, sino que también estimula el aprendizaje y la capacidad de adaptación.
¿Cómo aplicamos todo esto en la práctica?
En La Optimista hemos desarrollado 3 pilares fundamentales:
- Enriquecimiento Ambiental: Crear entornos que estimulen la búsqueda olfativa y permitan que el perro explore de forma segura y predecible. Un ambiente enriquecido reduce el estrés y favorece estados emocionales positivos.
Fomentar comportamientos naturales como el forrajeo, que, según Daniels (1983) y Beck (2002), ocupan entre el 10 y el 22 % del tiempo activo del perro. Estas actividades son esenciales para su bienestar y ayudan a canalizar su energía de manera saludable. - Adaptación y Personalización: Cada perro es único. Conocer su personalidad, raza, gustos y necesidades nos permite ajustar las estrategias de intervención para evitar conflictos y promover una relación armoniosa.
- Educación Continua y Apoyo Integral: La verdadera transformación ocurre día a día. Se trata de un “work in progress”, donde el proceso mismo es fuente de crecimiento y bienestar, tanto para el perro como para su dueño.
Somos conscientes de que los pequeños fracasos son inevitables, por eso no nos rendimos y lo enfocamos como un aprendizaje. Trabajamos la resiliencia en nosotros y en los perros.
1. La ciencia del
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comportamiento, 2. el papel del olfato en la cognición y 3. la influencia de las emociones en la toma de decisiones,
es el camino para trabajar con nuestros perros de manera optimista e inteligente.
En La Optimista, nuestro objetivo es crear un tándem entre tú y tu perro, donde ambos compartan una experiencia de vida llena de alegría, exploración y aprendizaje constante para llegar a solucionar los problemas con los que convivimos.
Este artículo te ofrece una mirada basada en la evidencia y la observación, desde la perspectiva de la etología y la psicología, demostrando cómo una actitud optimista y el enriquecimiento ambiental, pueden marcar la diferencia en la educación de nuestros perros.
Sabemos que hay que trabajar muchos aspectos de forma concreta para que todo el engranaje que es una familia multiespecie funcione.
Cada pequeño avance cuenta!.